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EL INNOMBRABLE.

Hoy tenemos la oportunidad de hablar del “innombrable”, de aquél cuyo nombre se evita porque según creencias con tan sólo mencionarlo es una invocación formal.

Así pues, muchos le llaman el engañador, la serpiente antigua, y entre algunas sociedades y sectas está prohibido hasta decir “diantre” porque se considera esta una forma de llamarlo.

Sí, estamos hablando de el Diablo, ese ser parte del equilibrio universal entre el bien y el mal. Ese ser que se menciona tanto en la lotería que en las tradiciones se ha llegado a contar que después de las doce de la noche, en una jugada se puede presentar; ya que es común que al esperar su anuncio para ganar, se llega a desear peligrosamente: “¡Que venga el Diablo! ¡Que venga el Diablo!” ¿Y qué creen? Pues que llega de pronto; y en vez de diez jugadores, repentinamente ya son once; y no se han dado cuenta.

Contaba así mismo que una vez que le dedicamos un artículo en este programa, de pronto empezó a sentirse frío y la energía presente nos hacía sentir calosfríos y cosquilleo en vellos y cabellos por toda la piel. No hubo más remedio que empezar a mencionarlo de otros modos y poco a poco cambiar de tema, para que se retirara.

El peligro había pasado.

Entonces, el consejo es que debemos ser siempre positivos de pensamiento y llenarnos de motivos de luz y de bondad; hay que llenar nuestra mente de Dios, de sus ángeles, de sus santos. Tal vez si no se presentan ante nosotros, eso nos haga menos mal que si alguna vez, por tanto llamarlo, llega a tocar nuestra puerta:

El innombrable…

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