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AUGURIOS DE TRAGEDIA Y FORTUNA

EL AFILADOR

Muchos presagios han cambiado su sentido al paso de Europa a América; uno de ellos, es el augurio de el afilador. En España se consideraba de mal agüero escuchar el sonido de la tradicional siringa o flauta que anunciaba el paso de un afilador de tijeras y cuchillos.

¿A qué se debe que se consideraba – se considera todavía- de mala suerte escuchar esta música? A la memoria desagradable de la presencia de gitanos en el pueblo.

Los gitanos llegaban y acampaban por las orillas del poblado y paseaban por las calles ofreciendo sus servicios como soldadores, barberos, peluqueros, panaderos, costureras, adivinos, así como afiladores de tijeras, cuchillos, machetes y otras herramientas. Eran –o son todavía- hombres que, errantes por tradición, van por pueblos y ciudades en busca de la vida. Nada del otro mundo. Pero es tradición también que muchas veces explotaban la superstición de la gente y al adivinar la suerte por las líneas de la mano o la baraja española, las buenas gentes crédulas fueran despojadas de artículos valiosos o dinero; y se corrió la mala fama de que tras la partida de los gitanos, desaparecían animales de los corrales y hasta niños.

En España, cuando se escucha la flauta de un humilde afilador que va por la calle ofreciendo sus servicios, acostumbran quedarse parados hasta que el sonido se aleja por la calle. Esto ha hecho que este oficio poco a poco ha ido desapareciendo.

En México, se ha cambiado el sentido de dicha creencia. Por los hogares de nuestro Norte, el sonido de la flauta da una íntima alegría en las amas de casa, pues creen que es anuncio de buenos augurios y responden al sonido haciendo cruces o sacudiéndose la bastilla de los vestidos. ¡El afilador viene, y con él, la buena fortuna...!

Augurios populares que se dan al interior del hogar, como el creer que descubrir una arañita colgando de su telaraña en medio del espacio de una cocina, es presagio de que pronto han de llegar buenas visitas. O aquella otra: Cuando se cae un tenedor o una cuchara, pronto tendremos visitas que igual que la araña, se auguran que serán de personas agradables o de familiares lejanos.

Augurios y presagios populares que duermen en lo profundo del espíritu de los pueblos. Supersticiones y creencias muy arraigadas por las que podemos asomar al alma de los pueblos.

MALA Y BUENA SUERTE

La fortuna está a la vuelta de la esquina en hallazgos y mil prácticas propiciatorias. Atraer la fortuna por medio de talismanes o ver los guiños de la suerte en el encuentro de objetos ha dado lugar a mil historias; pero así mismo, la desgracia asoma a nuestra vida en nuestras creencias sin darnos cuenta, o cuando encontramos animales u objetos considerados de mal agüero.

LA HERRADURA

La más popular creencia es que si encuentra una herradura de caballo la suerte le sonreirá; si este artefacto fue encontrado o regalado: bien; pero si fue comprado: mal, porque no tendrá el mismo efecto. Tiene que ser encontrada casualmente por el interesado y si es de la pata izquierda, mejor. Así es como con base en estas creencias encontramos sobre el marco de muchas casas una herradura clavada para propiciar la buena suerte pero debe ser colocada con la abertura hacia arriba.

Cuenta una vieja tradición europea que un santo varón dedicado a la herrería recibió la visita del Diablo que quería proteger sus pezuñas con unas herraduras. El Santo le puso como condición que se dejara atar. El Chamuco aceptó y fue sujetado a una silla con un lazo bendito donde a propósito se le torturó durante el trabajo, y así fue como le hizo prometer que respetaría toda casa que tuviera colgada por dentro o por fuera alguna herradura. Desde entonces la leyenda popularizó esta práctica, que nos llegó a México y la región con los españoles.

PARAGUAS BAJO TECHO

Los paraguas son para abrirse bajo el sol y de Oriente nos llegó la sombrilla con un carácter casi místico por relacionarla con el culto al Sol; por tanto, abrirlo bajo un techo es considerado una falta de respeto al astro solar y es de mala suerte.

UNA MONEDA EN EL SUELO

Encontrar una moneda tirada en el suelo es un regalo de la fortuna cualquiera que sea su valor, porque a partir de allí, la suerte y la prosperidad ya esperan por ti. Si al contrario, por pequeña o sucia no se quiere recoger, la mala suerte seguirá al que despreció este guiño de la buenaventura.

Es muy común en nuestros pueblos ver a la gente levantar la moneda encontrada y dejar en su lugar una cruz trazada con la misma, o persignarse con ella, dando gracias a Dios.

UNA MONEDA EN LA FUENTE

Es creencia muy antigua que lanzar una moneda en un manantial artificial o natural ha de conceder un deseo manifestado en secreto. Así por parques, escuelas y restaurantes que tengan una de estas decorativas fuentes, es común verles el piso tapizado de monedas de todas las denominaciones y nacionalidades pues es una superstición universal.

¡BOLO, PADRINO!

Tal vez la palabra óbolo (donativo) es el origen de la palabra “bolo”. Cuando se bautizaba al recién nacido, el padrino se preparaba con un puñado de monedas para repartir a los niños y pobres que esperaban a la salida del baptisterio. A veces se repartía mano a mano; otras veces se lanzaba al aire el dinero para que los niños compitieran en el suelo por recoger el mayor número de monedas.

Aunque esta costumbre va cayendo en desuso, todavía se cree que esto es de buena suerte para la vida futura del recién bautizado. En estos tiempos, aunque ya muy poco, todavía se escucha a la salida de los bautizos aquel viejo grito de: _¡Bolo, padrino...!

LA SUERTE EMPIEZA AL LEVANTARSE

_Te levantaste con el pie izquierdo -nos dicen cuando tenemos un mal día. Esto es porque existe la creencia que al bajar los pies de la cama debemos tener cuidado de posar primero el pie derecho para que ese día todo nos salga bien; pero si no tenemos cuidado y posamos primero el pie izquierdo, vamos a padecer muchos contratiempos durante todo ese día.

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